Las empresas de formación denuncian competencia desleal de profesores sin regular, entre los que hay desempleados y funcionarios.

Colegio día sí y día no, traslado de las clases a internet porque ha habido contagios en el centro educativo, búsqueda de empleo seguro en la Administración... Los rigores de la pandemia han favorecido la demanda de clases de apoyo de todo tipo. Sería lógico pensar que las academias estén frotándose las manos con gel hidroalcohólico, pero cuando se habla con sus gestores, la realidad es bien distinta. «La distancia en el aula y el miedo a contagiarse nos tienen al 50% de alumnos», asegura Isabel Puertas, directora de Academia San Blas, en Alicante. Una ronda de llamadas a otros cuatro centros de estudio de la provincia, especializados en Primaria, Secundaria y Bachiller, confirman que no viven un buen momento sino que han perdido bastantes matrículas, hasta un 75% en algunos casos. ¿Dónde han ido? La presidenta de Confederación Española de Empresas de Formación (Cecap) en la provincia, Nieves Aznar, tiene una pista: «Hay una enorme competencia desleal por internet. Ha aumentado la demanda, pero se filtra por otro lado».

Tanto en portales de anuncios por palabras como en webs especializadas en clases particulares florecen las ofertas de profesores que refuerzan los temarios a través de clases online o presenciales.

Sin embargo, el «tabú de hablar de contratos en la negociación entre padres y profesores», como denuncia una profesora de inglés de El Campello que se identifica como Carmen y la informalidad de los tratos entre particulares hacen que «haya muchísima gente trabajando en negro que no paga seguros sociales», como denuncia Aznar, por lo que «ofrecen las clases mucho más baratas». «En ninguna plataforma les piden como requisito para inscribirse como profesor estar dados de alta», señala.

Un joven profesor particular de Física, Química y Matemáticas de Bachillerato de la provincia que prefiere no identificarse confirma que hay más demanda -«yo he sumado un 15% de alumnos desde marzo»- y que parte de ella se sumerge. «Hay muchísimo fraude. En internet hay gente con carrera que se ha quedado sin trabajo y compagina el paro como profesor particular para tener un sobresueldo», apunta.

Para Aznar es especialmente sangrante «que haya funcionarios que preparan a opositores sin hacer factura». José Manuel Ramón, director de la academia de oposiciones Aula 13 de Orihuela, confirma este extremo y asegura que hay «mucha gente» con empleo público que por las tardes «se sacan un sobresueldo en negro» dando clases. «Suelen ser enfermeros o profesores que tienen plaza desde hace no mucho. Pueden ganar hasta 1.000 euros al mes si tienen tres o cuatro estudiantes. Les funciona porque son más baratos que nosotros, que tenemos que pagar seguridad social, local, etcétera», cuenta el preparador.

Los centros de estudios pierden hasta un 75% de matrículas mientras docentes de refuerzo suman un 15% más.

El fraude tiene grandes apoyos digitales. La presidenta de Cecap, quien dirige la academia ilicitana English World Center, cuenta que los contactos que se materializan en estas webs pueden traducirse en visitas a domicilio o en enseñanza «en el salón o en un local sin licencia de ningún tipo», aunque también con cada vez mayor frecuencia se traducen en clases por Skype o Zoom. Muchos pagos, como señalan algunos entrevistados, se realizan con aplicaciones para transferencias tipo Bizum, aunque Ramón considera que el aumento de ingresos sin declarar por esta vía es «fácil de rastrear».

Al infractor que enseña en su casa le protege la inviolabilidad del domicilio, por lo que Cecap celebra que Hacienda impulse una ley para que los inspectores puedan entrar a investigar sin previo aviso.

Las extraescolares sufren el miedo de familias y colegios

El sector tiene problemas para acceder a las aulas y advierte del riesgo de «destrucción de empleo»

Inglés, baile, ajedrez o música son algunas de las actividades extraescolares que están sufriendo recorte de posibilidades esta pandemia. «La situación es terrible», indica Rafael Ortega, presidente de la Patronal Valenciana de Actividades Extraescolares (Pavaex). Según explica, el sector ha contado con el apoyo de la Conselleria de Educación , pero se ha encontrado con la dificultad de acceder a algunos colegios y con el miedo de algunas familias a apuntar a sus hijos. «Cada colegio tiene su propia autonomía y hay muchos que no quieren ofrecer extraescolares por miedo a un contagio», lamenta.

Desde la Dirección General de Innovación Educativa se envió a finales de septiembre una carta a los directores señalando que había que seguir «fomentando y garantizando una oferta de extraescolares de calidad» desde los centros educativos. También se adjudicaron 9 millones de euros en ayudas para que los ayuntamientos promocionen estas actividades.

«Hay muchos colegios que nos piden que no rompamos los grupos burbuja, cuando cada alumno elige lo que quiera y es imposible no mezclar grupos», señala Ortega para defender que en estas actividades «se cumplen las medidas» como mascarilla y distancia de seguridad.

A estas medidas, la conselleria de Sanidad estudia introducir algunas extra explicando vía correo electrónico que se está elaborando «el protocolo para regular las actividades extraescolares, que se hará público cuando esté listo». Un manual del que, según Ortega, no tiene información más allá de las medidas publicadas en el DOGV que afectan a las academias. A estas se les recomienda la enseñanza telemática y permite la presencial con distancia interpersonal, medidas de higiene y «siempre que no supere el 50% del aforo máximo».

Ortega cuenta que en su empresa han pasado de llevar 7.500 alumnos al mes a llevar 2.500, «con la destrucción de empleo que supone».