La pasada semana el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, admitió que era preciso potenciar la formación vinculada a los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) porque no todos los sectores saldrán de la crisis con la misma fortaleza que tenían antes de la pandemia, lo que podría conllevar destrucción de empleo y la necesidad de que los trabajadores busquen recolocarse en otros sectores. Este martes ha sido el Banco de España el que ha puesto el foco sobre el mismo problema, reclamando vincular los ERTE a que los trabajadores protegidos por dicho mecanismo reciban formación.

En un informe en el que analiza la reincorporación al empleo de los trabajadores afectados por ERTE, la institución que gobierna Pablo Hernández de Cos propone «vincular de forma más directa» este mecanismo de protección del empleo «a la realización de actividades formativas» por parte de los empleados afectados, ya que considera que hasta el momento dicha formación «ha sido relativamente reducida».

En concreto, según la información de la EPA, solo el 11 % de los trabajadores en ERTE realizaron algún tipo de actividad formativa, «un porcentaje que se sitúa algo por debajo del observado entre el colectivo sin empleo (14 %)», añade el Banco de España.

Los ERTE pierden eficacia

El documento considera que los ERTE son un mecanismo eficaz para preservar el tejido productivo y el empleo en momentos de crisis. Sin embargo, tras analizar la evolución de la incorporación de trabajadores a lo largo de los diferentes trimestres tras el estallido de la pandemia, concluye que la fórmula fue perdiendo eficacia. Así, los trabajadores que estuvieron en un ERTE en el segundo trimestre del 2020 tuvieron una probabilidad de reincorporarse al empleo 30 puntos superior respecto a quienes perdieron su puesto de trabajo, ese diferencial bajó a 16 puntos para quienes se mantuvieron en ERTE en el tercer trimestre. Ese diferencial positivo frente a quienes estuvieron parados o inactivos es aún menor, de solo 9 puntos, para quienes entraron en un ajuste de empleo en entre julio y septiembre, y no existe en el caso de mujeres, jóvenes y menos formados, así como en la construcción, la hostelería y el comercio, de acuerdo con el primer análisis del Banco de España.

El trabajo publicado este martes subraya también que la ausencia de efectos diferenciales en términos de incorporación al empleo efectivo de los trabajadores en ERTE en el tercer trimestre evidenciaría, fundamentalmente, la prolongación de niveles de actividad bajos, asociados a la continuidad de las restricciones provocadas por la pandemia.

De este modo, el Banco de España concluye -en línea con la política aplicada por el Ejecutivo- que el mantenimiento de estas ayudas y exenciones por ERTE debería estar enfocado a las empresas que operan en los sectores más afectados hasta que se supere la crisis sanitaria.