Tan solo el 1% de los autónomos han podido acceder a las acciones formativas desarrolladas por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) para este colectivo, el dato más bajo de todos los países europeos de nuestro entorno y que se debe, entre otras cosas, a que estos programas no atienden a la realidad profesional y necesidades de estos trabajadores.

Por esta razón, desde las principales organizaciones de autónomos –ATA, UPTA y UATAE– reclaman cambios en el sistema de formación del colectivo, al considerar que el actual presenta múltiples carencias derivadas «fundamentalmente» de la falta de participación de las organizaciones de autónomos en la detección, programación, diseño y difusión de las mismas tal y como establecía la ley 30/2015. «Produce una falta de conexión entre la formación que los autónomos necesitan y la que se ofrece desde el sistema», aseguraron los responsables de las organizaciones en la presentación esta semana del «Estudio para la detección de la importancia de la formación, tipología y sistema formativo más adecuado para el trabajador autónomo».

Los representantes de los autónomos critican además que es un modelo que no es capaz de gastar todo lo que recauda. En este sentido, ven necesario hacer efectivo el derecho a la formación profesional por el que se cotiza específicamente para formación, actualmente un 0,1%.

Tras la presentación de este informe que refleja que el 36,4% de los autónomos no han realizado ninguna actividad formativa en el último año, el responsable de Uatae, Valeriano Gómez, aseguró que para revertir esta situación es necesario que el modelo de formación sea «más sencillo» y con menos trámites burocráticos en la percepción de las ayudas a la formación. Asimismo, desde las tres organizaciones creen que los contenidos, la duración, metodología y los horarios de las acciones formativas que se ofrecen «poco o nada» tienen que ver con las «singularidades del autónomo que sufre una excesiva carga de trabajo y que tiene que compatibilizar su jornada laboral, su vida familiar y la formación».

Estrategia Nacional

Para solucionar esta situación, desde las organizaciones de este colectivo han propuesto a la administración hasta cincuenta medidas encaminadas a hacer que el modelo de formación se ajuste a las necesidades reales de los autónomos y sus empresas. Estas medidas se enmarcan en una Estrategia Nacional que garantice el derecho universal que tienen los autónomos a la formación, que mejore la profesionalidad y aumente la competitividad de los sectores autónomos a través de la digitalización.

Es en este punto donde el secretario general de ATA, José Luis Perea, afirmó que la anualidad de las convocatorias de formación «deben ser superadas» y cambiadas por convocatorias que permitan al autónomo acceder a ellas en cualquier momento. Sin embargo, sí que apuesta por organizar convocatorias anuales de formación más transversal como, por ejemplo, «el fomento de la digitalización».

El cambio digital es uno de los grandes caballos de batalla de los autómos. Según el estudio, la mayoría de estos trabajadores, el 87%, llevan operaciones online diarias en sus negocios. Pero el porcentaje no es tan alto (54,4%) al preguntar cuantos de ellos poseen certificados digitales e interactúan con las administraciones digitalmente. «Hay muchos autónomos que con un poco de su negocio digital han conseguido salvarse. Por ello, es necesario una cultura formativa en el autónomo porque en muchas ocasiones la digitalización va a permitir que sobrevivan los negocios», esgrimió Perea.

Los ponentes aseguran que, para fomentar un mayor acceso a la formación que impulse la modernización del trabajo por cuenta propia, es necesario potenciar la colaboración público-privada y mejorar la coordinación de los tres agentes implicados (autónomos, administración y centros de formación). Para ello, a parte de mejorar la estrategia de comunicación –muchos autónomos desconocen la existencia de los cursos del SEPE– creen necesario crear un registro nacional de entidades prestadoras de servicios de formación.