Con más de tres millones de parados resulta sorprendente que las empresas tengan problemas para encontrar trabajadores en España. Sin embargo, hay más de 109.000 puestos sin cubrir en nuestro país, según alertó hace unas semanas la patronal de las pequeñas y medianas empresas (Cepyme). Sectores como la construcción, la hostelería o el campo no consiguen personal cualificado para cubrir sus vacantes, una tendencia que, de seguir al alza, podría poner en riesgo no solo la viabilidad de los negocios, sino también la consecución de las inversiones comprometidas para la recepción de los fondos europeos.

“Que las compañías paguen más a los empleados, les ofrezcan mejores condiciones laborales y les den más motivos para trabajar”, apuntó la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, como posible solución a este problema. Sin embargo, según el presidente de Cepyme, Gerardo Cuerva, “el problema es muchísimo más grave”, lo sufren diferentes sectores y en diferentes puestos, también aquellos con una mayor remuneración, por lo que a su juicio “no vale despejarlo con una frase de este tipo”.

Es la gran paradoja del mercado de trabajo español: decenas de miles de puestos de trabajo están actualmente sin cubrir a pesar de que la tasa de paro en España se sitúa en el 13,45 %. Para el profesor de la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA) José Manuel Chamorro, esto se explica por el histórico desajuste entre demanda y oferta de trabajo. “Por un lado, el mercado no es capaz de dar respuesta a las necesidades de las compañías, pero tampoco de absorber las peticiones que existen por parte de algunos colectivos, como los jóvenes o los mayores de 45 años”, apunta a RTVE.es.

Déficit educativo, cultural y salarial

Pero, ¿por qué el mercado no puede responder a esta demanda? La causa principal de este déficit de trabajadores es la falta de las competencias formativas. “Hay un claro desacoplamiento de la política de formación con las necesidades de las empresas”, advirtió el presidente de Cepyme. Aunque, según el profesor de UDIMA, las razones podrían ser de tres tipos.

“La primera de ellas sí podría estar relacionada con ese déficit a nivel educativo, al no haber potenciado de manera adecuada los oficios de toda la vida. Esto se da principalmente en sectores como la construcción, el transporte o la industria”, explica el experto, quien lamenta que la Formación Profesional (FP) no se ha potenciado “hasta hace relativamente poco tiempo”, mientras que “se han priorizado” los estudios universitarios. “De esta forma, la demanda que existe no puede ser atendida porque no hay suficientes profesionales preparados”, recalca.

La segunda causa está muy relacionada con este factor: es la influencia de tipo cultural y generacional, y que afecta en mayor medida al sector primario, aunque también podría darse en el secundario. Según Chamorro, “la gente joven ha decidido marchase a las grandes ciudades a formarse en estudios que poco tienen que ver con las necesidades que pueden tener en los en los pueblos”, con el consiguiente abandono de los negocios familiares. “Además, son pocos los jóvenes que ven realmente una oportunidad de empleo en actividades como la agricultura o la ganadería”, añade.

En último lugar toma relevancia las palabras de las palabras de la ministra de Trabajo: en España existe un problema de baja remuneración respecto a otros países. “Por ejemplo, las organizaciones sanitarias, sobre todo a nivel privado, están encontrando muchas dificultades para conseguir personal con conocimientos de este tipo porque por las condiciones que ofrecen otros países, sobre todo europeos, son mucho mejores”, explica el profesor.

Una brecha que ha incrementado con la pandemia

Pero en este fenómeno también influyen factores coyunturales. Y es que el parón por la pandemia ha empujado a muchos trabajadores a recolocarse en otros sectores más estables y con mejores condiciones, al no encontrar alternativa de empleo durante casi dos años, y también ha obligado a muchos trabajadores extranjeros a volver a sus países, ante la falta de oportunidades. “A nivel de reclutamiento y de selección no ha habido prácticamente oferta durante el 2020 y eso ha generado una especie de muro que es un poco el que se está desatascando ahora que hemos vuelto a la normalidad”, señala Chamorro.

Mientras que otros profesionales, en cambio, “se han quedado bloqueados en una situación de imposibilidad de acceso”, explica, sin capacidad para encontrar un nuevo empleo. Y, de cara el futuro la situación puede empeorar pues, según Cepyme, el 50 % de los puestos de trabajo en España corren riesgo de ser automatizados, mientras que se está acelerando la aparición de puestos de trabajo con nuevas funciones. Entre las categorías candidatas a desaparecer, muchas son ejercidas por los trabajadores con menor especialización.

El caso de los profesionales del sector tecnológico

Precisamente esta aceleración digital está provocando también problemas para encontrar personal en el sector tecnológico. Según aseguró esta semana el presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), Antonio Garamendi, faltan 125.000 profesionales con formación digital y otras 26.000 de ciberseguridad. “Esa revolución tecnológica ha provocado un aumento repentino de profesiones que antes no tenían tanta relevancia y que ahora han pasado a ser absolutamente críticas y para las que no tenemos suficiente cualificación”, asegura a RTVE.es el director Global de Recursos Humanos en Allfunds Bank y vicepresidente de la Asociación Española de Directores de Recursos Humanos, Jorge Calviño.

El experto recuerda que, debido a la pandemia, los profesionales nos hemos tenido que "digitalizar a la fuerza de la noche a la mañana" y las compañías se han encontrado en apenas unos meses ante la inminente necesidad de contar en sus plantillas con profesionales capacitados con habilidades digitales y tecnológicas; mientras los órganos educativos siguen sin estar preparados para ello. "La gente no sale con una formación adecuada a las necesidades que tienen las empresas", critica.

A su juicio, esta falta de profesionales cualificados es un patrón que también se repite a nivel europeo: “Aunque la digitalización esté más desarrollada, todos compartimos la inversión de la pirámide de población, donde las tasas de natalidad cada vez son más bajas”. “Esto se va a agravar en los próximos años, es decir, la población va a seguir reduciéndose y algunos países van a sufrir mucho más que nosotros”, por ejemplo, en aquellos donde hay tasas cercanas al pleno empleo. “En estos casos se dará una hiperinflación de los salarios porque las empresas se van a robar empleados de unas a otras y el país será cada vez un poco menos competitivo”, zanja el experto.

Una de cada cuatro empresas afectadas

Ante este contexto, la patronal de la pequeña y la mediana empresa denuncia que la falta de trabajadores supone una pérdida de productividad y podría llevar a muchas empresas al cierre "por la falta de relevo generacional". Todo ello compromete "el futuro de la economía" y supone una posible destrucción del tejido productivo español "sobre todo en las zonas despobladas", señala su presidente, Gerardo Cuerva.

De hecho, una de cada cuatro empresas está percibiendo que está tesitura afectando negativamente a su actividad, tal como revela la última encuesta del Banco de España. En algunas ramas de servicios, como la hostelería, la información y las comunicaciones, y el transporte, esa proporción ronda el 30 %, aunque se ha observado un descenso moderado en el trimestre. Mientras que la peor parte se la lleva la construcción, donde se sitúa cerca del 40 %.

Precisamente esta escasez de trabajadores en el sector de la construcción "pone en riesgo", en palabras de Cepyme, la llegada de fondos europeos. Y es España se han comprometido con la Comisión Europea a rehabilitar 1,2 millones de viviendas hasta el año 2030 y, sin trabajadores, será difícil conseguir ese objetivo. Así lo pone de manifiesto a RTVE.es el director de Formación y Empleo de la Fundación Laboral de la Construcción, Javier González.

Su fundación se creó hace 30 años con el objetivo de formar a los trabajadores del sector de la construcción, mejorar las condiciones de seguridad y de salud en las obras y el fomento del empleo. “Y ahora nos vemos en la tesitura de que no logramos atraer a trabajadores al sector de la construcción en una coyuntura que está demandando mucho empleo”, lamenta. De hecho, muchas veces “les cuesta” hasta llenar los cursos con alumnado para proporcionar mano de obra al sector.

Según cuenta, los menores de 34 años actualmente representan solo el 18 % de los trabajadores del sector y hace unos años era el 43 %, lo que significa que está cada vez más envejecido. Por no hablar de la falta de mujeres, un “mal” que afecta a toda Europa. “En España hemos alcanzado la media europea, estamos ahora 9,6 %, cuando estábamos normalmente por debajo del 9 %; si bien casi todas las mujeres las encuentras en planificación y dirección de obra, mientras que el porcentaje en producción es casi testimonial”, asegura el director.

La formación como alternativa

Para solventar la situación, las organizaciones empresariales y los expertos consultados coinciden en que la clave está en la formación. Según el director de Adecco Group Institute, Javier Blasco, el problema es que “no toda la formación más orientada hacia el empleo es la que normalmente se elige, o bien porque no hay oferta suficiente o bien porque todavía hay cierta inercia a optar por la formación universitaria”. Y es que, según sus estudios, la tasa de ocupación de la FP ya está por encima de la gente que tiene titulación universitaria cuando la población universitaria es exactamente el doble que la gente que tiene formación profesional.

“Con lo cual, es evidente que la gente necesita orientación porque tiene que saber que hay profesiones que son de FP que tienen empleo seguro, que incluso cobran salarios por encima de otras muchas profesiones con titulaciones universitarias y donde, además, hay una oportunidad enorme de la carrera profesional”, añade el experto a RTVE.es

Según los últimos datos de la EPA,tres de cada cuatro desempleados no tiene formación superior. O lo que es lo mismo: solo el 24,6 % de los parados tiene estudios universitarios o de formación profesional. “Hay un enorme desconocimiento y, sobre todo, una falta de orientación y de alguna manera un país no se puede permitir tener infrautilizado su talento, teniendo encima tres millones de parados”, explica el director de Adecco Group Institute.

En su opinión, “es tan vital comer como formarse”, pues “seguimos pensando que lo que estudiamos hace 20 años es lo que nos va a mantener de por vida o que hay sectores que no son para mí”. Y, ¿cómo conseguir cambiar esa situación?, se pregunta. “Es una cuestión cultural, pero la cultura se cambia a través de incentivos y de políticas activas de empleo. Y nosotros desde Adecco llevamos pidiendo muchos años colaboración público-privada: el partido no se puede ganar con la mitad del equipo y la otra mitad en el banquillo permanentemente”, concluye.