Las últimas estadísticas hablan de un descenso del paro, con cifras de contratos indefinidos que reflotan por el efecto de la última reforma laboral, pero hay otras realidades, menos agradecidas, que asoman tras los datos. Una de ellas tiene que ver con el paro de larga duración, que se cronifica, de forma especial, en personas de 50 años en adelante. Muchas de ellas, pero también otras con empleo, intentan buscar refugio en el sector público, donde la estabilidad y las condiciones suelen ser mejores. Cada vez son más los que, insertos en esta franja de edad, opositan a una plaza en las distintas administraciones públicas, un fenómeno creciente cuyas resonancias van más allá de la economía e incluyen una lectura social sobre la necesidad de aprovechar la experiencia de una masa laboral que no va a dejar de crecer en las próximas décadas en nuestro entorno.

María José de Diego, directora ejecutiva una academia ubicada en Bilbao por la que pasan cada año cientos de alumnos. Confirma que, efectivamente, se está dando un incremento de matriculaciones de alumnado en edad 'senior'. "La pandemia ha supuesto un punto de inflexión. Muchas de estas personas han perdido su empleo en estos dos años. Otras perciben que su empleo en la empresa privada no les convence, que no tienen estabilidad o facilidades para conciliar", dice la responsable de la academia.

La búsqueda de unas mejores condiciones laborales guía los esfuerzos de este colectivo. "A partir de los 50 años encontrar trabajo en el ámbito privado es cada vez más complicado. Por el contrario, en las administraciones públicas siempre existe la posibilidad de acceder en cualquier tramo de edad", añade María José de Diego.

Un informe correspondiente al pasado año elaborado por la plataforma OpositaTest destacaba que los opositores de más de 50 años pasaron de ser el 5% del total en 2019 a un 11,8% a finales de 2021. Dato que se entiende mejor si se revisan las estadísticas de la última Encuesta de Población Activa, de marzo de este año, en las que se aprecia que un 30,5% de los parados españoles -uno de cada tres- tiene más de 50 años.

"Está claro que la estabilidad laboral de ahora no tienen nada que ver con la de hace varias décadas. Antes, una persona de esta edad tenía prácticamente encauzada su vida laboral, que en muchos casos pasaba por estar toda su carrera profesional en la misma empresa. Pero ahora las cosas han cambiado, sobre todo desde la reforma laboral de 2012", dice el sociólogo y consultor navarro Javier Espinosa. Existen, además, dos nuevas circunstancias que favorecen el interés por el trabajo en el sector público. Por un lado, la elevada tasa de reposición por jubilación de empleados en las administraciones y, por el otro, una reciente directiva europea que llama a acabar con la temporalidad en estas categorías.

PERFIL

El informe también recoge el perfil habitual de quienes deciden presentarse a estas pruebas de acceso. Predominan las mujeres, las personas con estudios universitarios, y aquellas con responsabilidades familiares. La vocación no es el principal motivo, sino asentarse en un puesto de trabajo que permita disponer de una remuneración estable, mejores horarios y turnos laborales delimitados. "Por lo general" explica María José de Diego, "los opositores de más edad se presentan a las pruebas de las categorías del grupo C, Administrativo y Auxiliar Administrativo". Suponen el tercer y último escalón del mapa del empleo público, labores para las que, en muchas ocasiones, los opositores con licenciaturas universitarias están sobrecualificados, ya que los estudios mínimos requeridos son inferiores. No obstante, el grupo A, que incluye trabajos relacionados con funciones de como gestión, inspección y control, necesita de un mayor tiempo de estudio, algo de lo que el colectivo de los 'seniors' no puede disponer por estar trabajando o tener tareas familiares que lo imposibilitan.

"Estas personas tienen todavía mucho que aportar y ganas de continuar trabajando. Tienen una gran motivación, sin la cual es imposible aprobar los exámenes", subraya la directora ejecutiva. Javier Espinosa, miembro también del Colegio de Sociología de Navarra, llama a aprovechar las capacidades de estas personas. "Ahora se puede ser joven, en el sentido más amplio de la palabra, durante mucho más tiempo. Debemos tener en cuenta el factor de la experiencia que aportan estas personas, no solo por justicia sino también por la necesidad de la propia sociedad".