Mejorar el funcionamiento del mercado laboral juvenil es uno de los grandes compromisos más recientes de España. En las últimas décadas se ha logrado que la tasa de desempleo de menores de 25 años descienda del casi 50% registrado en el año 2011 al 30% actual, y que el abandono escolar juvenil se reduzca a la mitad, pasando de un 26,3% en 2011 a un 13,3% el pasado 2021, según datos aportados por el Instituto Nacional de Estadística. Sin embargo, todavía quedan muchas más iniciativas que aplicar con el objetivo que mejorar el panorama laboral de los más jóvenes.

En este contexto, una de las reformas más ambiciosas de los últimos años ha sido la inclusión de la modalidad de Formación Profesional dual (FP dual) en los ciclos formativos. Una colaboración entre centros educativos y empresas con el fin de facilitar la transición de los estudiantes del entorno lectivo al laboral.

La principal finalidad de esta propuesta es ofrecer una formación más profesionalizadora y práctica, que sea capaz de formar a las alumnas y los alumnos del centro en los auténticos requerimientos del mercado laboral. Por ello, en los ciclos formativos que ofrecen la modalidad de estudio de FP dual, “al menos un tercio de todas las actividades formativas programadas tienen lugar en el centro de trabajo adscrito, en alternancia con la formación en el centro educativo”, tal y como indican los doctores en Economía Samuel Bentolila y Marcel Jansen en su informe La implantación de la FP dual en España del 2019. Un currículum que aumenta la oferta habitual de prácticas en los ciclos formativos, la cual suele constar de un período de, aproximadamente, tres meses dentro de una empresa.

Una gran apuesta

Acorde con el informe de Bentolila y Jansen, la experiencia de varios países como Alemania, Austria o Suiza respaldan la efectividad de la inclusión del modelo de FP dual en sus aulas. Estos territorios, donde “la FP dual es la principal vía de entrada al mercado laboral de los jóvenes no universitarios”, tienen tres de las cinco tasas más reducidas de paro juvenil de Europa, además ocupar “un lugar favorable en la clasificación de países con menores tasas de abandono escolar”, según el informe.

Siguiendo estos mismos objetivos, España decidió apostar por este nuevo modelo formativo, dando la posibilidad a los estudiantes de aprender a través de la práctica.

Así lo indica el Real Decreto 1529/2012 del 8 de noviembre, donde queda recogida la legislación vigente en torno a esta modalidad de estudio. Tal y como refleja su artículo 28, la incorporación de la FP dual en España tuvo como objetivo “incrementar el número de personas que puedan obtener un título de enseñanza secundaria postobligatoria”, “conseguir una mayor motivación en el alumnado, disminuyendo el abandono escolar temprano” y “facilitar la inserción laboral como consecuencia de un mayor contacto con las empresas”, entre otras muchas consideraciones con el fin de mejorar la oferta y la calidad de estudios en el país, más allá del bachillerato y de la formación universitaria.

Un sector en expansión

Desde su instauración en el año 2012, la oferta de ciclos formativos con modalidad FP dual se ha multiplicado de manera exponencial en España y está disponible en más de 200 sectores educativos (como administración y finanzas, higiene bucodental, química industrial, hostelería o integración social, entre muchos otros) a lo largo de todo el territorio.

Se trata de un incremento en la oferta que ha surgido en consecuencia del aumento de la demanda que se ha generado en los últimos años. Esta modalidad de estudio se está convirtiendo rápidamente en una de las más requeridas tanto por los centros educativos como por los propios estudiantes, ya que, además de ser una de las grandes novedades del modelo formativo español, también promueve una mayor especialización de los perfiles laborales y ofrece una serie de beneficios únicos en el sector de la educación:

1. Una experiencia profesional auténtica: Uno de los principales atractivos del modelo de FP dual es su interacción directa con el mundo laboral. Los estudiantes tienen la oportunidad de trabajar mano a mano con auténticos profesionales de su sector y de descubrir en primera persona cuáles son los requerimientos necesarios para trabajar en él en un futuro. Además, realizar una estancia duradera dentro de una empresa, permite también a los alumnos poder participar en mayor profundidad en diversos proyectos de la entidad, mientras aprenden a trabajar como parte de un equipo real.

2. Más y mejores ofertas laborales: A día de hoy, la experiencia laboral es uno de los factores más requeridos de cara a conseguir un trabajo. Por ello, la FP dual se ha convertido en uno de los métodos educativos más solicitados de los últimos años. Además de mejorar el perfil profesional y académico de sus estudiantes, el tipo de prácticas que ofrece es un gran reclamo en el currículum laboral. Y es que, de cara a solicitar un trabajo, haber cursado un ciclo de FP dual resulta una gran oportunidad para hacer destacar una candidatura por encima de todas las demás. No es de extrañar que, tal y como indicó Francisco Belil, vicepresidente de la Fundación Bertelsmann y Presidente de la Fundación Princesa de Girona, durante la I Feria Virtual de Formación Profesional Dual, la FP dual tenga “una tasa de inserción laboral del 70%”.

3. Acceso a un salario mucho más competitivo: En general, los titulados de FP dual perciben mejores salarios que los graduados de una formación profesional convencional. Asimismo, a nivel de cifras, el 52% de los graduados en FP dual consigue una “media de 1.200 euros al mes, frente al 27% del resto de titulados de grado superior”. Esto se debe a que, generalmente, los estudiantes de FP dual tienen un perfil más atractivo para las empresas y son capaces de alcanzar mejores posiciones laborales (con mayores retribuciones salariales) gracias a la experiencia profesional que han obtenido durante las prácticas.

Puntos clave de la nueva ley de FP

El pasado mes de marzo se aprobó en el Senado la nueva ley orgánica de Formación Profesional (FP), cuyo objetivo es unificar la FP en una sola para estudiantes, trabajadores y desempleados y adecuar la cualificación profesional a las necesidades del mercado laboral.

La nueva normativa establece varios puntos clave. En primer lugar, estructura la FP en cinco niveles: desde las microformaciones, hasta los títulos de especialización (acreditación parcial de competencia (A), certificado de competencia (B), certificado profesional (C), ciclo formativo (D) y curso de especialización (E)). Además, en los tres últimos grados se contabilizan los estudios con las prácticas en empresas, es decir que tendrán carácter dual. Por otro lado, se establecen dos tipos de FP Dual: la General, en la que el estudiante realiza entre el 25% y el 35% de su formación en la empresa sin que haya contrato ni remuneración; y la Intensiva, en la que la empresa asume el 35% al 50% de la formación y en la que sí que hay contrato, nómina y cotización a la Seguridad Social. En este caso, las prácticas podrán ser remuneradas a través de un contrato laboral y un sueldo determinado por el salario mínimo interprofesional del momento. Este cambio no será inmediato, sino que la empresa tendrá hasta el 2028 para adaptarse.