La Formación Profesional está cogiendo fuerza y rompiendo las cadenas históricas que la han lastrado durante años. Ya no es vista como el patito feo del sistema educativo puesto que cada año son más los jóvenes que eligen esta opción para continuar su trayectoria académica y profesional. En una década se ha duplicado el número de alumnos matriculados en FP: en el curso 2018-19, los últimos datos disponibles del Ministerio de Educación (y ahora también de FP), contaba con 838.764 estudiantes. Casi el doble que en 2008, cuando la cursaban 486.893. Aún así, España cuenta con una de las peores tasas de escolarización en este tipo de formación: solo el 12% de los jóvenes entre 15 y 19 años opta por la FP, mientras que la media de la OCDE es del 25%. Hay países punteros, en los que casi la mitad de su población en esa franja de edad estudia este itinerario. Ahí están los casos de Austria (43%), Italia (42%) y Suiza (40%). En general, en Europa tienen mayor peso las titulaciones intermedias.

Hoy la FP se ha convertido en una alternativa deseable, y además deseada. Por muchas razones. Los jóvenes y las familias se han dado cuenta de que se trata de una formación que ya tiene un amplio abanico de salidas profesionales. «Las empresas están ofreciendo más posibilidades de empleo para cubrir con FP. Hay muchos universitarios que no acaban la titulación y se matriculan en FP porque permite tener un contacto directo con la empresa. Y el alumno comprueba que accede antes a la práctica laboral y tiene más empleabilidad», afirma Salvador Lorenzo, presidente de la Comisión de Formación de la Cámara de España.

Las compañías necesitan perfiles más técnicos que se sepan adaptar a los nuevos procesos

Cierto es que la tasa de empleabilidad de la FP sube como la espuma. El año pasado un informe de Adecco daba a conocer que, por primera vez, las ofertas de empleo de las empresas que solicitaban esta titulación (42%) superaban a las que demandaban estudios universitarios (38,5%). «Con esta alternativa tienes trabajo y puedes ganar un buen salario. La universidad ha demostrado que no es la panacea», indica Javier Blasco, director del Adecco Group Institute. El futuro es aún más esperanzador. La proyección de la agencia europea Cedefop estima que en 2030, el 65% de las ofertas de trabajo serán para los alumnos de la FP.

Sin duda, la revolución tecnológica y el cambio de paradigma económico tienen mucho que ver. Las compañías necesitan perfiles más técnicos que se sepan adaptar a los nuevos procesos. «La FP se ha manifestado como una formación mucho más dinámica que la universitaria. Las corporaciones demandan gente operativa, ágil, con formación práctica que la propia compañía pueda terminar de formar o reciclar, ya que no saben qué va a pasar el próximo año», cuenta Javier Blasco. Por eso, prosigue, «se tiende a un modelo de FP con titulaciones más cortas, volátiles, y que servirá para estar estudiando toda la vida». Para ello, coinciden los expertos, es necesario enfocar los esfuerzos a ajustar los títulos a la oferta de las empresas. «Todavía no somos capaces de adecuar año a año la oferta formativa a las necesidades del mercado», sostiene.

Versatilidad

El futuro exige una formación y el reciclaje permanente, opina también Salvador Lorenzo. «A lo largo de la vida una persona tendrá que cambiar entre 6 u 8 veces de empresa, incluso de profesión. Las compañías buscan a personas empleables constantemente y eso lo hace la FP», considera Lorenzo. Además, la FP tiene otra ventaja, señala: «No es una formación finalista sino que después se puede seguir en la universidad».

Suficientes motivos para que, por fin, la FP haya despegado en nuestro país, además apoyada desde la administración central a través del I Plan Estratégido de la FP 2019-2022 que se aprobó el año pasado y que pretende impulsarla con la incorporación, entre otras medidas, de 80 títulos y cursos de especialización nuevos; la actualización de los 172 existentes; la creación de 200.00 nuevas plazas y la introducción en todas las titulaciones de un nuevo módulo profesional sobre digitalización del sector productivo. Porque como indica Blasco «en el mercado laboral, no va a haber nadie que trabaje sin datos. Se necesita formación en competencias digitales y en nuevas tecnologías para todos los empleos, desde un teleoperador a un camarero».

El Plan de la FP del Gobierno tiene por objetivo crear 200.000 nuevas plazas

Existen otros factores conyunturales que también han favorecido este despegue, apunta Florentino Felgueroso, investigador asociado a Fedea. «Durante la crisis merman las oportunidades de empleo para jóvenes que abandonaban tempranamente los estudios. Al no tener trabajo muchos siguieron la escolarización y, por eso, aumentaron las matriculaciones en FP. En la recuperación, la fase expansiva de la FP ha continuado porque también resulta más atractivo estar en contacto con las empresas y se ve inmediatamente la relación entre estudio y trabajo». Una visión que tiene su reflejo en los datos: la tasa de abandono escolar temprano se situó en 17,3% en 2019, el nivel más bajo desde que se tienen datos registrados. Es decir, creció el número de estudiantes que continuó la segunda etapa de la Educación Obligatoria, en los mismos años que también aumentaban las matriculaciones en FP.

La gran desconocida

Y dentro de la FP, hay una modalidad que poco a poco se abre camino y goza de prestigio en la empresa: la poco conocida FP Dual cuenta con una tasa de empleabilidad «altísima»,asegura Salvador Lorenzo. «Casi todos los alumnos —afirma— logran trabajo en la compañía donde se forman y si no, en poco tiempo, en otra del sector». Según la Cámara de España, el 70% de los graduados de FP Dual encuentra trabajo en su rama de actividad, uno de cada tres tiene contrato indefinido y 3 de cada 4 empleos son a tiempo completo. El atractivo de esta modalidad es que el estudiante se forma en el centro educativo y al mismo tiempo hace prácticas remuneradas directamente en una empresa durante más tiempo que la FP tradicional.