El número de afiliados a la Seguridad Social ha crecido en 482.096 personas en los ocho primeros meses del año y se ha situado en 20.722.990 trabajadores en agosto, descontando la estacionalidad y el efecto calendario. En el periodo enero-agosto se ha creado más empleo que en todo el año 2022 y se ha registrado el mayor incremento de la serie, descontando 2005 (por la regularización extraordinaria) y 2021 (año de recuperación tras la pandemia). Respecto a julio, el incremento es de 17.745 afiliados.

Por su parte, la cifra de afiliación media se sitúa en 20.706.500 en agosto, la más alta de la serie en un mes de agosto. La variación interanual de la afiliación se ha acelerado hasta el 2,76%, con 555.499 personas más que hace un año. En el periodo enero-agosto de 2023, la afiliación media ha crecido en 410.229 personas, lo que supone uno de los comportamientos más dinámicos de la serie.

En comparación con julio, la variación media ha sido de -185.385 ocupados, un retroceso más suave al registrado en este mes en los años previos a la pandemia.

Se mantiene el dinamismo del empleo en actividades innovadoras

Respecto al nivel previo a la pandemia (febrero 2020), la afiliación ha crecido en más de 1,3 millones de personas en términos ajustados, de las que dos de cada tres corresponden al sector privado.

El crecimiento de la afiliación respecto al nivel previo a la pandemia es especialmente intenso en sectores de alto valor añadido como Informática y Telecomunicaciones, cuyo número de afiliados ha aumentado un 23,9%, o Actividades Profesionales, Científicas y Técnicas, que presenta un crecimiento del 14,4%. Desde el fin de la pandemia, uno de cada cuatro nuevos afiliados (291.000 en términos absolutos) se ha incorporado a estos dos sectores altamente productivos.

Mejor comportamiento del empleo femenino y juvenil

Además, en comparación con el nivel anterior a la pandemia, el empleo femenino también muestra un especial dinamismo. En concreto, la afiliación a la Seguridad Social de mujeres ha aumentado un 8,6%, que son 3 puntos más de lo que lo ha hecho el de los hombres.

Lo mismo sucede con los jóvenes, cuyo comportamiento también es especialmente positivo. Respecto al nivel previo a la pandemia, el empleo juvenil crece un 10,4%, que supone 3,4 puntos porcentuales por encima de la media. Si se analiza respecto a antes de la reforma laboral (diciembre de 2021), el aumento del empleo entre los menores de 30 años es del 12,7%, casi el triple que el promedio de todas las edades (4,4%).

Mejora de la calidad del empleo tras la reforma laboral

Veinte meses después de la entrada en vigor de la reforma laboral, se constatan con claridad sus efectos positivos en la estabilización del empleo y la mejora de su calidad. En agosto, el porcentaje de afiliados con contrato temporal se sitúa en el 15%, casi la mitad del que se registraba antes de la reforma (29%).

En el caso de los menores de 30 años, la reducción de la tasa de temporalidad es más intensa, bajando en 28 puntos (del 53% al 25%) respecto al nivel que tenía antes de la reforma.

Por sectores, se reduce la temporalidad en todos, pero destacan especialmente en aquellos con una tasa históricamente elevada, como Construcción y Hostelería, donde se reduce el peso de los temporales un 29,7% y 22,6%, respectivamente, desde la puesta en marcha de la reforma laboral.

En conjunto, ahora hay más de 2,8 millones de afiliados más con contrato indefinido que en diciembre de 2021, el último mes antes de la entrada en vigor de la reforma. Otro indicador del incremento de la estabilidad es el aumento de la duración media de los contratos que han causado baja. Entre enero y agosto de este año, ha crecido un 34% (hasta 257 días) en comparación con las cifras del mismo periodo de 2019, último año homologable anterior al impacto de la pandemia, mejorando los datos de 2022.

Por otra parte, el número de trabajadores en ERTE se mantiene en niveles mínimos, en el entorno de los 11.000, que suponen menos del 0,1% del total de afiliados.

Mejora sustancial de los ingresos de la Seguridad Social

El fuerte dinamismo del mercado laboral y el incremento de la calidad del empleo está contribuyendo a reforzar la sostenibilidad del sistema de pensiones, de forma que los ingresos por cotizaciones sociales han registrado hasta julio (último mes con datos disponibles) un crecimiento del 10,2%. Si se descuenta el efecto de los ingresos provenientes del Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI), que se ha empezado a aplicar en enero de 2023, las cotizaciones crecen a un ritmo del 8,4%. Por último, la mejoría del empleo también impulsa la ratio cotizante por pensionista, que se sitúa en 2,39, máximos de la década.