Casi uno de cada tres cursos deformación para desempleados no llega a realizarse por falta de un mínimosuficiente de alumnos inscritos, tal y como recoge una información de ElComercio que reproducimos. La concentración de convocatorias al mismo tiempo,el desconocimiento de contenidos cuando se trata ámbitos novedosos, que notengan atractivo para quienes están dirigidos o la saturación en determinadaslíneas son algunas de las razones que según la dirección del Servicio Públicode Empleo del Principado (Sepepa) pueden estar detrás de las 116 renuncias que,en la convocatoria de diciembre de 2018, se produjeron respecto de las 373acciones formativas concedidas, dirigidas a parados de larga duración ycolectivos con mayores dificultades para la inserción laboral.
Se trata de una programación decursos financiada con cargo al Fondo Social Europeo, -cuyo importe no ejecutadopodrá incorporarse a otras acciones, según explican desde el Sepepa-, y a laque el pasado año se sumaron otras formaciones que este servicio del Principadodesarrolla en centros propios e integrados, además de cursos correspondientes aotras convocatorias. Por este motivo, y a pesar de ese 31% de renuncias, lacifra total de cursos impartidos y finalizados en 2019 alcanzó los 337, a losque asistieron un total de 4.519 desempleados. En Asturias, según los últimos datos,el paro roza los 73.000.
La oferta formativa que promueveel Servicio Público de Empleo «se programa en función de los datos que seconocen sobre las necesidades de las empresas y también de la capacidad de lasentidades que la imparten y es aprobada por el Consejo rector, en el que estánrepresentados los agentes sociales», explica la directora del Sepepa, PilarVarela, que incide en la importancia de «adaptar cada vez más las propuestasformativas a las necesidades que se van detectando». Una labor que «no estáexenta de dificultad debido a la realidad de un mercado en constante cambio»,añade.
En la actualidad, y en función deesas necesidades detectadas, el Servicio Público de Empleo dedica un porcentajede programación a cada área formativa, que va del 19% que destina ametal-mecánica, el 12% a eficiencia energética, el 10% a automatización o el 9%a turismo. En 2019, la familia profesional que acaparó más oferta formativa,con 42 cursos impartidos, fue fabricación mecánica, seguida de comercio ymárketing, con 35; servicios socioculturales y a la comunidad, con 32; yhostelería y turismo, y administración y gestión, ambos con 30. Asimismo, elpasado año se desarrollaron 23 acciones formativas vinculadas a la edificación yobra civil, 20 a seguridad y medioambiente y 19 a electrónica y electricidad,mientras que los ámbitos laborales que menos formación generaron fueronsanidad, con uno; textil, confección y piel y artes gráficas y artesanías, condos; y química o imagen personal, ambos con tres.
De entre todas las áreasformativas los responsables del Sepepa no señalan ninguna en concreto queconcentre más renuncias que otra, aunque quizá sí en «aquellos relacionados conla economía verde o circular, probablemente porque aún no se conocen bien loscontenidos»,señalan. Y eso que todo apunta a que será vital en los próximosaños, en pleno proceso de descarbonización.
Por otro lado, y en relación a laasistencia por sexo a los cursos se mantienen ciertos estereotipos. Así sedesprende de los datos facilitados por el Sepepa, que reflejan cómo los hombresse inclinan más por áreas formativas tradicionalmente vinculadas a su género.De este modo, ámbitos como fabricación, energía, mantenimiento de vehículos o construcciónacaparan la presencia de alumnos masculinos, que en total sumaron 2.796,mientras que el número de alumnas, 1.723, duplica al de hombres en cursos degestión administrativa, imagen personal, sanidad, confección o servicios a lacomunidad.