En los próximos diez años se crearán 1,5 millones de puestos de trabajo de alta cualificación para técnicos y licenciados.
La población española de entre 45 y 66 años es la que más se benefició del crecimiento del empleo tras la Gran Recesión. Y volverá a hacerlo después de la crisis derivada de la pandemia. Pero una paradoja laboral amenaza a los trabajadores y parados sénior ―los mayores de 45 años, que suponen el 48% de la población activa y el 50% de los ocupados― en la próxima década: en 2030 habrá más población en este grupo y, sin embargo, habrá un enorme déficit de empleos entre los veteranos. Concretamente, se quedarán sin cubrir entre 1,6 y 2 millones de puestos de trabajo sénior, según retrata un estudio de Manpower Group y el economista Josep Oliver, de una Universidad de Barcelona. “Podremos tener población formada, pero no con los requerimientos del empleo que se esté creando”, ha señalado Oliver este martes durante la presentación.
La recuperación económica y los fondos europeos supondrán la creación cada año del equivalente al 1% del empleo en España, que aumentará hasta el 2,8% anual para el colectivo de 45 a 66 años. El 70% de los puestos corresponderán al sector servicios y mayoritariamente se requerirá una formación técnica (para 700.000) o una licenciatura o ingeniería (800.000). En total, 2,6 millones de empleos hasta 2030 dirigidos en su mayoría la población sénior. “Probablemente, los jóvenes carecen de la cualificación para absorber esa cifra de empleos muy cualificados”, ha explicado Raúl Grijalba, presidente de Manpower Group en España.
Sin embargo, el informe también evidencia que los trabajadores más maduros tampoco podrán accederán a la inmensa mayoría de los trabajos que se crearán en esta década, y hasta dos millones quedarán vacantes debido a la elevada cualificación de los puestos. El empleo sénior crecerá a un ritmo del 2,8% anual arrastrado por un crecimiento del 3,4% anual para trabajos de nivel medio (FP y BUP) y del 4,4% anual para aquellos de nivel alto (técnicos, diplomados y licenciados). Mientas que los puestos que no requieren estudios se reducirán a un nivel del 3,9% cada año y los de estudios primarios se quedarán congelados.
En este sentido, Grijalba ha hecho un llamamiento a invertir en formación por sectores y grupos de edad: “Estudiábamos una vez en la vida y estábamos 40 años trabajando, esto ya no es posible. La revolución digital y la transición ecológica llevará a una formación continúa, algo tremendamente crítico para el talento sénior, en edades donde ya se supone que nadie vuelve a estudiar”.
La dificultad de los trabajadores maduros de adaptarse al ecosistema laboral confrontará con el envejecimiento imparable de la población, que aumentará aún más el peso de los empleados de entre 45 y 66 años de aquí a 2030. Si en 1997 los sénior representaban el 35% de la población en edad de trabajar, en 2021 ya suponen el 48%, y se espera para 2030 sean más de la mitad de los trabajadores en España, el 50,3%.
Igualmente, la generación del baby boom nacida alrededor de 1970 se situará en los 60 años, edad a partir de la cual la tasa de trabajo se hunde. “Tenemos un mercado que a partir de los 58 años cambia de régimen. Aunque tengamos más población ahí a partir de 2030, no quiere decir que vayamos a tener más activos reales (trabajadores)”, ha afirmado Josep Oliver.
El profesor emérito de la Autónoma de Barcelona defiende que para solucionar este problema a largo plazo es indispensable rejuvenecer la población. “Los que no nacen hoy, no estarán en el mercado de trabajo en 2040. La natalidad no puede estar al nivel que está”, ha dicho Oliver, que también ha abogado por abrir las puertas a inmigrantes que ayuden a rebajar la edad del mercado laboral. Igualmente, el experto en economía aplicada ha reclamado políticas para aumentar la productividad, “la gran ausente del tejido productivo en España de las últimas dos décadas” y alargar la edad real de jubilación: “El debate no está en alargar la edad de jubilación, sino que el país se jubile a la edad acordada”.