El 80% de las entidades que imparten certificados de profesionalidad de forma presencial tienen un único centro y solo el 0,53% tiene más de 10 centros, de acuerdo con un estudio de la Fundación para la Calidad e Innovación de la Formación y el Empleo, que combina los resultados de una encuesta hecha a empresas del sector con la explotación del Registro Estatal de Entidades de Formación del SEPE.
Asimismo, el segmento de empresas de mayor tamaño se encuentra en un proceso de internacionalización y de diversificación de su modelo de negocio hacia actividades vinculadas a la formación: formación profesional, desarrollo de plataformas y contenidos digitales o consultoría tecnológica, por ejemplo.
Así lo pone de manifiesto el profesor de Economía Política de la Universidad de Málaga Alberto Montero, que destaca también la "elevadísima volatilidad" de su facturación anual, encontrándose esta "al albur de las convocatorias públicas y de la falta de planificación que acusan estas últimas".
Montero ha resaltado, asimismo, que se trata de entidades "muy vinculadas" a la actividad productiva de sus territorios, careciendo la mayor parte de ellas de centros fuera de su comunidad autónoma.
De hecho, ha afirmado que ni siquiera el avance de la teleformación, que ha dado un salto exponencial tras la pandemia, ha facilitado el incremento de la escala territorial del negocio para las pequeñas empresas del sector; algo que sí han aprovechado las empresas medianas y grandes.
FUERTE CONCENTRACIÓN EMPRESARIAL
De esta forma, ha destacado la fuerte concentración territorial de la actividad: el 53,6% de las entidades y el 55,5% de sus centros se concentran en cuatro comunidades autónomas: Andalucía, Cataluña, Castilla y León y Galicia.
Esto está en consonancia con el grado de concentración territorial de las acciones formativas que señala un informe de Fundae de 2020, en el que se destaca que el 49,3% de todas las acciones formativas desarrolladas en 2016 se concentraron en Madrid, Cataluña y Andalucía.
"En definitiva, se trata de un sector poco conocido pero esencial para los nuevos procesos formativos que la revolución tecnológica demanda a la economía española", ha indicado Montero.
En la misma línea, ha apostado por la formación a lo largo de toda la vida activa de las personas trabajadoras, que se ha convertido en un "vector estratégico" de adaptación de la fuerza de trabajo a los efectos que la revolución tecnológica está provocando sobre los mercados laborales.
"Los esfuerzos formativos que empresas y trabajadores han hecho durante los últimos años en España son significativos y han permitido situar a España por encima de la media europea tanto en empresas formadoras como en personas trabajadoras que han recibido algún tipo de formación", ha afirmado Montero.
En gran medida, ese esfuerzo, ha explicado, ha tenido lugar gracias al desarrollo de un sector específico que se ha especializado tanto en la formación de las personas trabajadoras como prestando servicios formativos a las empresas, siendo la importancia de esos servicios mayor cuanto menor es el tamaño de la empresa.
Así, mientras que cerca del 95% de las empresas de entre 5 y 9 trabajadores externalizan sus actividades formativas, en el caso de las empresas de más de 500 trabajadores el 58% de la formación es interna y el 42% se externaliza.