En España hay unas altas tasas de sobrecualificación (32,8%) y de infracualificación (43,2%), por lo que considera necesario que el sistema se centre en la formación intermedia.
La pandemia del coronavirus ha llevado al mercado laboral español a una situación mala e incluso dramática. El año 2020 se cerró con 3,7 millones de parados, 600.000 más que en 2019, según los últimos datos de la Encuesta de Población Activa (EPA). Además, muchos trabajadores están en situación de precariedad y hay colectivos muy importantes con problemas para encontrar empleo. Ante esta situación, la pregunta que se plantea es cómo se transforma un mercado laboral.
A esta pregunta han intentado contestar Samsung y Fundación SERES con el informe “Claves de la contribución de la empresa para el empleo”. Francisco Román, presidente de la Fundación SERES destaca que “indudablemente la pandemia ha acelerado el aumento del teletrabajo, la adopción generalizada del comercio electrónico y las interacciones virtuales, así como el despliegue más rápido de las tecnologías de automatización e inteligencia artificial (IA)”.
Ana Andueza, consultora independiente y colaboradora de la Fundación SERES, señala que en España hay unas altas tasas de sobrecualificación (32,8%) y de infracualificación (43,2%), por lo que considera necesario que el sistema se centre en la formación intermedia, que es donde hay más necesidad. Una afirmación con la que se muestra de acuerdo Nacho Sequeira, director general de Fundación Exit, quien apunta a que hay una tendencia de polarización en el empleo. “La población activa en España es como un reloj de arena”, puntualiza. Es decir, mucha población en formación alta, mucha en formación básica y poca en formación intermedia. “Tenemos que ir hacia un mercado laboral en forma de barril”, reivindica Sequeira. Y añade que entre la gente joven debe potenciarse la formación dual, mientras que en el colectivo adulto la apuesta debe ser por un reskilling o upskilling para que no se queden desfasados en el empleo que demandan. Además, Ana Andueza lamenta que el 13,3% de los trabajadores estén en riesgo de pobreza cuando se supone que el empleo “evita exclusión y pobreza”.
Clara Sanz, secretaria general de Formación Profesional del Ministerio de Educación y Formación Profesional, explica estas afirmaciones con datos: “La tasa de desempleo de los técnicos de grado medio es el 7%, y de los de grado superior del 5%, frente al más del 40% de paro general de los jóvenes. El objetivo es consolidar la formación profesional competitiva y de vanguardia”. Por ello, añade Sanz, el Gobierno está trabajando “en redimensionar la formación profesional, actualizar los títulos, crear nuevos - como los de ciberseguridad o big data- y la ampliar el número de plazas”.
Concepción Galdón, directora y lead académico de innovación social en el IE Business School, explica que el enfoque de esa formación tiene que ser hacia habilidades con más peso en tecnología. “Hay que construir a las personas y es fundamental hacerlo en toda la capa de competencias personales”, señala Galdón.
Por su parte, Sara Gómez, directora del proyecto Mujer e ingeniería de la Real Academia de la Ingeniería, lamenta que “la enorme demanda de perfiles STEM se enfrenta a un, cada vez menor, interés en este tipo de estudios, por parte de nuestros jóvenes. Si no conseguimos que las generaciones presentes y futuras de hombres y sobre todo de mujeres, se interesen por estas materias, habrá una minoría de élite que creará la tecnología y por tanto contralará su funcionamiento. Tendremos un futuro a la medida de unos pocos, pero al que tendremos que adaptarnos todos”.