El 75% de las empresas tiene problemas para encontrar los perfiles que necesita, sobre todo ingenieros.
El elevado paro y temporalidad no son los únicos problemas que asolan al mercado laboral español. Paradójicamente, en un país con más de tres millones de desempleados, otra de las preocupaciones que han saltado ahora a la palestra es la escasez de mano de obra en algunos sectores, cada vez más, hasta el punto de que la propia vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, admitió que hay «una inquietud» por este asunto y anunció la semana pasada que convocará a sindicatos y patronal para buscar «salidas» a ese déficit de talento del que adolece el país y tomar una serie de medidas para solucionarlo.
En cualquier caso, no puede asemejarse al fenómeno de la 'Gran Dimisión que sufre Estados Unidos, donde el número de vacantes sin cubrir asciende a 11,5 millones, récord histórico. Desde el ministerio recalcaron que España no tiene «un gravísimo problema» de falta de trabajadores. Es más, señalaron que es el país de la UE con menor afectación. En concreto, la proporción de vacantes se sitúa en torno al 0,7%, mientras que la media europea supera el 2,5% y en países como Alemania se encuentra en el 3,8%.
Pero el déficit de talento ya no es solo que falte personal, sino que además más de la mitad de los trabajadores españoles necesita recualificarse para adaptarse a los nuevos desafíos y seguir al frente de su puesto. Es más, cerca de un 30% de las plantillas tendría que llevar a cabo cursos de formación de más de tres meses para prepararse, que se extenderían entre los seis meses y un año para un 9% e incluso superarían los doce meses para un 10% de los empleados.
Sin jóvenes en la construcción
El cartel de 'Se busca trabajador' cuelga en el escaparate de muchas empresas durante meses y sin visos de retirarse, tal y como advierte la patronal Cepyme y la empresa de Recursos Humanos Randstad, que cifran en más de 109.000 los puestos vacantes que en estos momentos no encuentran dueño, en su mayor parte en empresas de menos de 200 trabajadores.
Así le sucede a Félix Cuadrado Duque, empresario del sector de la construcción, que, con una plantilla de 18 personas, necesita mano de obra y no la encuentra. Si hace no tantos años, en el momento de la burbuja inmobiliaria, muchos jóvenes abandonaban sus estudios y se metían en el mundo de la construcción animados por sus elevados sueldos, ahora no quieren saber nada de esta profesión. Su mensaje es claro. «Tenemos un problema importante con el personal. No encontramos mano de obra cualificada. No hay gente joven en el sector en este momento. Hoy es el cumpleaños del trabajador más joven, que cumple 40 años. Hoy día no quiere nadie o muy poca gente entrar al sector de la construcción», se lamenta, al tiempo que señala que el otro gran problema que tienen es que este oficio no se aprende en un curso de 150 horas.
Pero la falta de personal no afecta solo a un sector ni a unos pocos, sino que cada vez se está generalizando más. Le impacta también al sector del transporte, en pleno auge por el comercio electrónico. Así lo denuncia Alicia González, propietaria de una empresa que se dedica al transporte internacional, principalmente de turismos. Advierte un problema muy serio porque no encuentra conductores para sus camiones y denuncia que tienen que buscarlos y traerlos de Latinoamérica, pero les supone un sobrecoste elevado, de unos 6.000 euros, por los papeleos que tienen que hacer para tener los seguros y permisos necesarios. «Tenemos muchísimos problemas para encontrar conductores cualificados. Ahora mismo tenemos diez camiones parados y tenemos trabajo. Traemos conductores de Perú, Colombia... Pero un conductor que traemos de fuera, hasta que ha empezado a trabajar ha estado 163 días parado, pero cobrando la nómina. Nos ha supuesto entre gastos administrativos y demás casi 6.000 euros para un señor que hemos traído que no ha trabajado todavía».
El sector de la madera también lleva años arrastrando déficit de trabajadores. Así lo constata Gerardo Oliver, propietario de un aserradero de madera en Teruel. «Tenemos bastantes problemas de mano de obra y estamos buscando hace tiempo gente para la tala de pinos y también para el aserradero y no encontramos. Hemos intentado arreglar papeles a extranjeros pero Extranjería pone frenos. Ahora mismo tenemos 17 empleados pero podríamos tener 24 personas en plantilla», asegura.
Faltan médicos y profesores
Son ya la inmensa mayoría de las empresas españolas, un 75%, las que experimentan dificultades para encontrar candidatos con los perfiles adecuados, según un informe reciente publicado por el IESE.
Desde el ministerio admiten problemas puntuales para cubrir vacantes en sectores como la construcción y la hostelería, así como para encontrar personal altamente cualificado vinculado al cambio tecnológico. Según el mencionado estudio elaborado por Cepyme y Randstad, sanidad y educación son los sectores que más dificultades han tenido para cubrir vacantes. Le siguen de cerca las ingenierías, las actividades de marketing y publicidad, las telecomunicaciones y el sector del transporte y logística.
Un 21% ha dejado su empleo
La pandemia ha cambiado de golpe y porrazo muchos de los hábitos y prioridades de los españoles. También en lo relacionado con el empleo. La flexibilidad se está convirtiendo en una de las grandes demandas de los trabajadores, hasta el punto de que un 21% ha dejado su trabajo tras esta crisis por la falta de flexibilidad que había en su empresa, mientras que otro 28% se lo ha planteado, según un estudio realizado recientemente por Linkedin.
El 58% de los encuestados asegura que tras la pandemia se han dado cuenta de que el trabajo no es su única prioridad y el 60% explica que prefiere trabajar de una manera más flexible que les permita desarrollarse en otros aspectos de su vida. Es más, la falta de flexibilidad se ha situado ya como el principal motivo para dimitir, por delante incluso del salario, y se ha convertido en un problema para los profesionales, principalmente para las mujeres. De hecho, una de cada cinco ha decidido abandonar su puesto de trabajo porque se han visto obligadas a elegir entre cuidar de sus hijos o su carrera profesional, el doble que hombres.