Invertir en formación se ha convertido en algo crucial para las empresas y el 56 % ya lo considera una prioridad para que su plantilla adquiera nuevas habilidades. Para paliar el alto coste que supone cualquier formación de calidad, las organizaciones pueden acogerse a la bonificación total o parcial que ofrece la Fundación Estatal para la Formación en el Empleo (FUNDAE).
La competitividad de una empresa reside, en gran medida, en el talento de sus trabajadores. Por eso, es importante seguir formando a los equipos con el objetivo de ofrecer una mejor calidad de los servicios, al mismo tiempo que se refuerzan positivamente aspectos como la evolución profesional del trabajador o su sentimiento de pertenencia a la organización.
Además, apostar por la formación se ha vuelto crucial en un contexto en el que la transformación digital ha generado la necesidad de crear nuevas competencias, ya que todos los días aparecen nuevas herramientas que exigen nuevos conocimientos y habilidades. El último Informe Global de Competencias Digitales de Salesforce, indica que el 76 % de los trabajadores dicen no sentirse preparados para el futuro laboral y solo 28 % de los encuestados está participando en programas de formación sobre habilidades digitales. Por este motivo, el 56 % de las empresas españolas considera prioritario invertir en programas de formación para que su plantilla adquiera nuevas habilidades, según datos de Accenture.
¿Cuál es el problema? Aunque las organizaciones pueden recurrir a la bonificación de la formación a través de la FUNDAE (Fundación Estatal para la Formación en el Empleo), haciendo uso del crédito formativo que ofrece la seguridad social, para ellas supone un proceso complejo y en ocasiones un coste elevado. Para poder reducir gastos, muchas corporaciones están apostando por externalizar la gestión de las bonificaciones.
Algunas ventajas de la externalización
Equipo especializado. Cuando queremos acogernos a la bonificación de cursos para nuestros trabajadores, son muchas las gestiones que tenemos que realizar para asegurarnos de que cumplimos con la normativa que exige FUNDAE. Por eso, para muchas empresas siempre será más beneficioso externalizar este trabajo antes que verse en la tesitura de tener que hacerlo ellos mismos sin una experiencia previa o que su personal pierda muchas horas de trabajo en lograr la bonificación de las formaciones.
Foco en lo que importa. Este tipo de trámites requieren de mucha paciencia porque el proceso burocrático puede llegar a ser muy tedioso. En este sentido, externalizar la gestión de bonificaciones le ahorra a la empresa el trato con la administración. Será la propia entidad gestora la que actúa en su nombre y responde ante cualquier duda o complejidad que pueda surgir, mientras que la empresa se sigue ocupando de las actividades clave de su negocio.
Garantiza eficacia. Mientras que para la empresa cualquier problema que pueda surgir es novedad y le tiene que dedicar un tiempo considerable a intentar resolverlo, una empresa gestora de las bonificaciones ya se ha enfrentado a él en multitud de ocasiones. Este factor nos permitirá actuar con más rapidez y eficiencia, y sin el estrés de tener que perder tiempo en algo que no entendemos
En palabras de Anna Torner, CEO de una gestora especializada en la tramitación de bonificaciones, "antes de comenzar a colaborar con una empresa, comprobamos el crédito, estudiamos la posibilidad de recuperarlo y ayudamos a plantear la formación de manera que sea lo más rentable posible. Además, consideramos importante dar libertad para elegir al mejor profesional para cada curso que la empresa necesite".
En suma, externalizar la gestión de bonificaciones para formación de los trabajadores es una garantía para la empresa en materia de optimización del tiempo y reducción de costes. Además, al contar con su experiencia, las organizaciones se aseguran de que los cursos gestionados cumplen con la normativa impuesta por la FUNDAE, y además son rentables.