Las claves de la nueva Formación Profesional: nuevos cursos, nuevas formas de aprender, inversión sin precedentes y una adaptación renovada al mercado laboral.
"El que vale, vale, y el que no, a FP". Ese es uno de los lemas que se susurran en los institutos cuando los jóvenes deciden su futuro. La Formación Profesional (FP), la hermana pobre de la enseñanza postobligatoria, nunca ha sido considerada la opción buena. Prueba de ello es que la tasa de matriculados en FP en la Unión Europea es del 25%, en la OCDE del 29% y en España del 12%. Con la intención de revertir esa mala prensa, el Gobierno ha promovido una revolución en las aulas.
El pasado 23 de marzo, el Senado aprobó de forma definitiva la nueva ley de Formación Profesional, diseñada durante el mandato de Isabel Celaá en el Ministerio de Educación y tramitado ya con Pilar Alegría al mando. Una revolución total de la FP inspirada en el modelo alemán con la idea de elevar la importancia y el prestigio de estos estudios dentro de la educación nacional.
Uno de los desvelos que afronta este Gobierno, y la reforma de las FP es una de las fórmulas para combatirlo, es aumentar la formación media de la población activa según las necesidades del mercado laboral. El objetivo fundamental es aumentar el nivel medio de cualificación de España, actualmente en el 25%, para llegar al 50% en 2025. Con ello se reduciría el porcentaje de la población con baja cualificación. Si en la actualidad está en el 35%, el objetivo es que descienda hasta el 16%.
"Hay una necesidad de la formación permanente. La revolución digital requiere que los trabajadores se formen contínuamente", aseguran desde el Ministerio de Educación para explicar la ley.
Una inversión sin precedentes con ambiciosos objetivos
Hasta el año 2025, la ley incluye una inversión de 5.474 millones de euros, de los que 1.546 provendrán de los fondos europeos. Su objetivo, apunta el Gobierno, es acreditar hasta 2023 las competencias del 40% de la población activa menor de 55 años que carece de titulación, lo que equivale a 3.350.000 beneficiados.
Esta inversión pretende originar la creación de aulas de emprendimiento en un total de 1.850 centros de FP por toda España. Entre otros elementos destacados, se crea un Catálogo Nacional de Estándares de Competencias Profesionales, alineando la denominación con el significado que tiene en los países de la Unión Europea para evitar errores interpretativos. De este modo, las homologaciones dejarán de ser un problema.
La tipología de la oferta del sistema queda en cinco tipos: Acreditación parcial de competencia (Grado A), Certificado de competencia (Grado B), Certificado profesional (Grado C), Ciclo formativo (Grado D) y Curso de especialización (Grado E).
28 nuevas formaciones destinadas al mercado tecnológico
"Estamos en una realidad muy cambiante y las empresas nos dicen que les faltan perfiles cualificados: big data, 3D... Hay una falta de formación y cualificación frente a un paro juvenil muy alto. Es una contradicción y un reto estructural. Había que elaborar una oferta educativa acorde a la realidad laboral", relatan fuentes del Ministerio de Educación sobre la elaboración de esta ley.
Para ello, las claves técnicas de esta revolución son las siguientes. 28 nuevas titulaciones vinculadas a sectores tecnológicos (Fabricación Inteligente, Ciberseguridad, Inteligencia Artificial y Big Data, Fabricación aditiva e Impresión 3D...). Todo pensado para que el tejido labora gane mimbres de cara a las demandas empresariales del s.XXI.
La Formación Profesional siempre ha estado enfocada a las salidas laborales, pero estos cambios pretenden llevar esa idea a un estadio superior, ya que se enfoca a nichos descuidados, surgidos al amparo de la revolución tecnologíca que se ha producido en los últimos 20 años.
Una mayor implicación de las empresas
Las prácticas de empresa serán una constante durante las formaciones para que la incorporación al mercado laboral sea eficaz y exitosa. De hecho, aquellas entidades colaboradoras que realicen vinculaciones contractuales tendrán la responsabilidad de desarrollar parte del temario y tendrán que pagar a los alumnos que formen parte de sus plantillas.
Mientras que Alemania llega a 50 horas de prácticas en sus FP, el actual modelo español solo alcanzaba una media de 17 horas. Esto será totalmente revertido y la relación con el trabajo estará presente en el día a día.
"Todo alumno necesariamente tendrá que pasar por la empresa. Ese carácter nos parece fundamental. Además, es un modelo dirigido por primera vez tanto a jóvenes como a trabajadores, empleados y desempleados. Ofrece una oferta formativa flexible y accesible para todas las personas que discurre desde las microformaciones hasta los títulos y cursos de especialización. La Ley imprime carácter dual a toda la Formación Profesional en dos intensidades, fortaleciendo la corresponsabilidad y el trabajo conjunto entre los centros de FP y las empresas de su entorno, con el fin de mejorar la calidad de la formación y facilitar el acceso del alumno al empleo", augura desde el Ministerio.
Como régimen general, la fase de formación en la empresa tendrá una duración mínima del 25% que podrá ascender hasta el 35% de la duración total prevista de la formación. Deberá realizarse en el seno de una o varias empresas u organismos. En las FP de régimen intensivo, al menos se deberá invertir el 35% del tiempo en prácticas en empresas.
Además, gracias a la inyección de fondos europeos destinados a esta transformación, se abrirán 130.000 nuevas plazas de FP para los cursos 2020-2021 y 2021- 2022. El 10% de las plazas serán de formación bilingüe.